SIN TI Ya no quiero estar contigo. Fueron las últimas palabras que escuché de tu voz, luego el sonido de la puerta al cerrarse y mi mundo cayó, nunca más volví a verte, por más que quise buscarte, me quedé en intentos, el miedo me cobijó siendo como pesas en mis piernas para no moverlas. Desde ahí el verano se hizo invierno, el otoño no volvió a deshojar, la lluvia salpicaba sin mojar y la primavera marchitó, ni las flores pudieron colorear mi mundo que a tu partida se pintó de gris con vientos mezquinos que no me han dejado sonreír, porque la vida no es vida sin ti. La mayoría de los días el insomnio se bebe mi sueño, el deambular por las calles es un hábito que cogí, como perro callejero avanzo por diversos senderos, esperando a que pase algo con mi vida para darme cuenta que estoy vivo. Y una tarde cualquiera, sin nada extraordinario, con la caminata diaria al ritmo del Sol al ocultarse por el horizonte, vi ese color cenizo de tus ojos, otro peinado, distinta ropa, per