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Mostrando las entradas de octubre, 2017

Relato corto: Sonríe

Sonríe Ramiro es un señor de 55 años, barba estropeada, tez morena y delgado como un fideo, en general de aspecto deplorable por empaparse de vicios. Pero tiene un talento, sus manos se manejan por si solas, con ellas dibuja inimaginables paisajes, retratos parecientes a fotografías, infinidad de cosas logradas con un lápiz y una hoja de papel, aunque ganaba más haciendo caricaturas de los turistas que acaparaban la ciudad los fines de semana. Y ahí, en la calle principal, sentado en un bote, dejando en el suelo una tela cubierta de todos los retratos que ha hecho esperaba que le llegaran los clientes. Estos se acercaban, pero la actitud déspota de Ramiro los hacía irse con la molestia reflejada en sus rostros. Nunca tuvo tacto con las personas, su mundo de vicios lo aisló del poder entablar una plática con alguien, y tenía un enojo con la vida escupiéndoselo a cualquiera. Pocos turistas le compraban,  los suficientes para poder mantenerse, sin embargo, el enojo seguía laten

¿Quién soy?

¿Quién soy?  Si no sabes de mí como yo sé tanto de ti, escucha mis palabras cuando revientan en las piedras y ese olor a playa cuando mi brisa entra hasta tu alma al respirarla. Y si no me tienes cerca, empápate de mis historias, sumérgete en ellas como el sol lo hace cada día iluminando mi andar hasta que llega la hora de descansar, enrojeciendo mi cuerpo con su reflejo cansado de su jornada laboral, para dar paso a las estrellas que me envuelven por las noches, resguardadas por la luna que como espejo me utiliza poniendo su huella en mi postal. No sólo de ellos me visto, pues del cielo me tiño con bastos tonos de azules que dejan ver lo profundo de mi ser, oscureciendo en las madrugadas al igual que el firmamento, ocultando todo lo que hay bajo mis aposentos. Me considero calmo la mayor parte del tiempo, pero a veces la bravura la saco a galope, intimidando a ustedes, que, con sus bestias de acero navegan en mis tierras sin perder el porte. Sí, conozco al hombre des

Relato del caballo blanco

EL RELATO DEL CABALLO BLANCO Esta historia está inspirada en la letra de algunas canciones del cantautor mexicano José Alfredo Jiménez. Hay una simple razón por la que un joven de apenas veintitantos años con un trabajo decente en una cantina de Guadalajara pretende dejar todo para coger camino al norte, y es por ella. Esa mujer de ojos canela que una noche negra como mi suerte me dijo de un golpe ya no te quiero, consciente estaba yo que esos labios mentían, pero me di cuenta después de semanas en la que traté de olvidarla al estilo Jalisco, sin embargo, en cada intento de olvido y a cada brindis por ella, sólo la recordaba con todo lo que conlleva esa primera noche que se entregó a mí. Paloma, esa de ojos canela, piel morena y sonrisa eterna, tenía conmigo una relación breve con sabor a muchos años, por lo que no comprendía porque esa noche gris me dijo adiós, un adiós que le exigieron sus padres al no quererme cerca de ella, por eso de las clases soc

Novela "LA MUJER DE MIS SUEÑOS" capitulo 8

CAPÍTULO VIII QUIÉN LO HIZO La mañana la pasé reparando la puerta de la habitación, cargando unas ojeras de cansancio y preocupación. El apetito no apareció hasta unas horas después cuando el sol golpeaba en lo más alto del cielo. Fui a comer a esa cafetería en donde mi presencia ya era parte del lugar, pareciente a lo que viví en el bar que concurría en la ciudad de México. Invité a don Manolo para no comer solo, siendo la verdadera razón el sacarle información de su hijo. Platicamos un rato sobre mis avances con la chica que cortejaba, se llegó al tema de que tocaba un instrumento y así abrí la interrogante de que si él tocaba alguno. -    No, nunca aprendí, pero a mi hijo le gustaba la guitarra, molaba mucho-. -    ¿Iba a clases? – -    Aprendió solo, con eso de internet y YouTube, se encerraba en su cuarto para ver vídeos, practicaba horas y horas-. -    ¿Y nada más le gustaba la música, o hacía otra actividad artística? - -    Prefería los deportes- Mi cab

Relato corto: TODOS UNIDOS

TODOS UNIDOS  Un simulacro recordando el sismo del 85 se hizo presente en la ciudad, un minuto fue lo que tardaron en bajar los empleados de la empresa en donde trabajaba Luis. Eran pocos, no más de 30 en un edificio de tres plantas en la Roma. Las charlas y risas se fueron al regresar a sus cubículos para continuar con sus labores. Así pasaron dos horas, cada uno enfocado en sus tareas armonizados con los sonidos típicos de una oficina: murmullos, el destapar de un refresco, la fotocopiadora encarrerada, lo normal de un martes con sabor a fiestas patrias y la sorpresa con la que hace 32 años la naturaleza ya había aterrorizado a esta ciudad. El terremoto le ganó a la alarma sísmica que se escuchó algunos segundos antes de que pudieran ponerse en pie, las lámparas y ventanas empezaron a sacudirse, los muebles comenzaron a tambalear, la gente que horas antes había hecho correctamente el simulacro, ahora los atacaba el pánico. Unos corrían, pero el movimiento del piso los tu